Iniciar tu viaje en el mundo profesional es emocionante y lleno de oportunidades, pero también puede ser desafiante para tu salud mental. Muchas veces escucho a los estudiantes de pregrado con expresiones como: “No veo la hora en empezar a trabajar”; “yo voy a ser mi propio jefe y voy a hacer lo que yo quiera”, sin embargo, no todo es tan sexi como lo pintan. En estos primeros pasos, es crucial recordar que cuidar tu bienestar es tan importante como alcanzar el éxito profesional, ya que nada bueno trae si estas enfermo o si no logras tener fortaleza mental.
Desde mi experiencia, se que si desde que inicia tu vida profesional aprendes en como sortear este tipo de situaciones, es casi garantizado que podrás lograr lo que para ti sea el éxito profesional ya que no debemos olvidar que el significado de esa palabra es diferente para todos y que depende de nuestras creencias, de nuestra educación y de nuestra formación.
Aunque en este momento lo este enfocando en el comienzo de nuestra vida laboral estas situaciones fácilmente se pueden relacionar también con el inicio de cualquier etapa de nuestra vida donde lo desconocido nos quita la sensación de control y es ahí donde nos enfrentamos a una versión nuestra que nunca habíamos conocido.
Identificando las Señales de Estrés en el Camino
El estrés es una respuesta natural a los desafíos y expectativas del entorno laboral. Según Richard Lazarus, nuestras percepciones son fundamentales en cómo experimentamos el estrés. Reconocer señales como cambios en el comportamiento, fatiga constante y problemas de concentración nos permite abordarlo de manera efectiva. Además, comprendemos cómo el estrés afecta nuestro cuerpo, liberando cortisol y teniendo un impacto a largo plazo en nuestra salud.
Sin embargo, el estrés no es exclusivamente negativo; puede manifestarse de manera positiva o negativa. El distrés, asociado a situaciones amenazantes o abrumadoras, puede causar síntomas como ansiedad y fatiga. Por otro lado, el estrés, derivado de desafíos estimulantes, puede impulsarnos a sobresalir y fortalecer nuestra capacidad de afrontamiento.
Distinguir entre el estrés positivo y negativo depende de cómo percibimos y respondemos a las situaciones estresantes. Mientras el distrés puede resultar abrumador, el eustrés nos desafía de manera productiva. Reconocer esta diferencia nos permite adoptar una perspectiva equilibrada y constructiva hacia las demandas laborales. Al gestionar nuestras respuestas al estrés y cultivar una mentalidad resiliente, transformamos los desafíos en oportunidades para crecer y prosperar en nuestra carrera.
Como afirmó Brian Tracy, «En realidad, el estrés no proviene de los acontecimientos, sino de la forma en que los interpretamos. Por lo tanto, el desafío no es eliminar el estrés, sino aprender a gestionarlo adecuadamente».
Priorizando tu Bienestar en los Momentos de Calma
Recuerdo con algo de gracia como me frustraba ir una cita con mi médico y escuchar el consejo típico de: “debes eliminar el estrés” y yo terminaba pensando en que si fuera tan sencillo ya lo hubiese hecho. Pero después de tratar de entender como lo debía manejar para disminuir mis problemas de salud, entendí que la higiene de salud mental si es posible aprenderla y manejarla, logrando controlar y abordar el estrés, antes de que se convierta en una crisis.
Leyendo sobre las enseñanzas de expertos en el tema como Erik Erikson y Adam Grant, podemos adoptar prácticas de autocuidado que promuevan nuestro bienestar integral. Esto implica priorizar el descanso adecuado, cultivar relaciones sociales significativas y encontrar un equilibrio saludable entre nuestras responsabilidades laborales y personales.
¿Pero cómo hacerlo? Consideremos el caso de María, una profesional joven y dinámica en el campo del marketing. Cada noche, María dedica un tiempo sagrado para desconectarse del ajetreo del día, a través de la meditación y la desconexión de las pantallas, terminando su día leyendo, escuchando música suave, orando o simplemente meditando sobre todo lo bueno que vivió en el día ya que siempre encontraremos algo por lo que debemos agradecer.
Este enfoque deliberado en el autocuidado no solo le permite a María mantener su salud mental y emocional en equilibrio, sino que también maximiza su potencial para desempeñarse de manera óptima en su trabajo.
Construyendo una Cultura Organizacional que Valore la Salud Mental
A medida que avanzamos en nuestra carrera, también es importante considerar cómo nuestras organizaciones pueden apoyar nuestra salud mental. Desde la creación de una propuesta de valor auténtica hasta la formación de líderes capacitados en salud mental, existen diversas formas en las que las empresas pueden promover un entorno de trabajo saludable y apoyar el bienestar de sus empleados.
Una forma en que nuestras organizaciones pueden contribuir positivamente en este tema es a través de la capacitación a sus lideres y gerentes para reconocer los signos de estrés y trastornos mentales, así como para abordarlos de manera empática y efectiva, puede marcar una gran diferencia en el bienestar de los empleados. Esto puede incluir programas de capacitación en habilidades de escucha activa, gestión del estrés y apoyo emocional.
Otra forma es fomentando un entorno en el que los empleados se sientan cómodos compartiendo sus preocupaciones y dificultades puede ayudar a reducir el estigma asociado con los problemas de salud mental. Esto puede incluir la organización de sesiones informativas o charlas sobre salud mental, así como la disponibilidad de recursos educativos sobre el tema.
Como destaca Brené Brown, la capacidad de aceptar la imperfección y abrazar la vulnerabilidad es fundamental para el crecimiento profesional. Al gestionar nuestras expectativas y abrazar la vulnerabilidad, podemos cultivar un entorno de trabajo donde el crecimiento y la innovación prosperen.
Tomando las Riendas de tu Propio Bienestar Mental
Aunque las organizaciones tienen un papel importante, la responsabilidad última de cuidar nuestra salud mental recae en cada uno de nosotros. Al combinar los esfuerzos de la organización con la responsabilidad personal, podemos crear entornos laborales más saludables y sostenibles, donde el bienestar mental sea una prioridad compartida.
Es esencial reconocer que nuestro bienestar mental es nuestra responsabilidad personal. Del mismo modo en que cuidamos nuestra salud física con ejercicio y una dieta equilibrada, debemos dedicar tiempo y esfuerzo a fortalecer nuestra salud mental. Esto implica practicar el autocuidado de manera regular, establecer límites saludables en el trabajo y en nuestra vida personal, y buscar apoyo cuando sea necesario.
A veces, puede ser tentador descuidar nuestro bienestar en aras del éxito profesional. Sin embargo, debemos recordar que un estado mental saludable es fundamental para un rendimiento óptimo y una vida satisfactoria en general. Al priorizar nuestra salud mental, no solo mejoramos nuestra calidad de vida, sino que también aumentamos nuestra capacidad para enfrentar los desafíos laborales con claridad y resiliencia.
Importancia de Saber Hacer y Recibir Críticas
En un entorno laboral saludable, es crucial saber cómo hacer y recibir críticas de manera constructiva. La habilidad para dar y recibir retroalimentación efectiva no solo promueve el crecimiento profesional, sino que también fortalece la cultura organizacional. Como menciona Carol S. Dweck en su libro «Mindset: La actitud del éxito», adoptar una mentalidad de crecimiento nos permite ver las críticas como oportunidades para aprender y mejorar. Además, en algunas culturas, como la japonesa, la crítica constructiva se considera una muestra de interés y aprecio hacia el desarrollo individual y el éxito del equipo.
Es importante recordar que ser directo no es sinónimo de faltar al respeto. Comunicarse de manera clara y franca puede ser fundamental para resolver conflictos y avanzar en los proyectos de manera eficiente. Sin embargo, es esencial mantener un tono respetuoso y empático al proporcionar retroalimentación o expresar opiniones. La comunicación honesta y respetuosa promueve un ambiente de confianza y colaboración en el lugar de trabajo, donde todos se sienten valorados y escuchados.
Además, en un entorno laboral saludable, la comunicación efectiva y el valor de la retroalimentación constructiva son fundamentales. La comunicación honesta y respetuosa promueve un ambiente de confianza y colaboración en el lugar de trabajo, donde todos se sienten valorados y escuchados. Hemos de recordar que ser directo no equivale a faltar al respeto nos ayuda a resolver conflictos de manera eficiente y avanzar en nuestros proyectos con claridad. Al aplicar estas tres conclusiones clave, estarás mejor equipado para enfrentar los desafíos de tu carrera profesional mientras cuidas tu bienestar mental.